No title

Llevo varios días fuera de onda en esto de la lectura de blogs. Dejé mis entradas programadas (como esta) para más de una semana y solo me he pasado por aquí para contestar a los comentarios. ¿Por qué?

Porque hay días en los que no me gustan las miserias ajenas. Frases como «que se acabe todo de una puta vez» me desgastan (sigo aquí, aunque no lo quieras, aunque no te importe, ya sabes, estira que soy de chicle). Más cuando el futuro se presenta, como siempre, incierto, y me duelen los brazos de remar contra la marea.

Y sí, sé que en muchos de vuestros blogs encontraría la sonrisa que necesito, pero mi amiga mala suerte y mi sesgo seguro que harían que encontrara más desconsuelo.

No, no estoy tan mal. Pero tampoco estoy tan bien. No es un grito de auxilio. No necesito que nadie me rescate. Solo es desahogo. Soy feliz, por lo menos a ratos, y no siento que necesite nada más que lo que ya tengo. Igual es que me sobra algo (además de kilos).

El caso es que hoy le van a dar al html, y quien me quiera leer que coja la lupa, agrande la letra, se lo imprima o yo qué sé. Que hoy me da igual. Que es el primer día del resto de mi vida y quiero hacerlo bien.

Que yo soy así, de humor cambiante, de montañas rusas, de ayer tal y hoy todo lo contrario, pero mis decisiones las tomo en firme, y a tenacidad nadie me gana. Porque si me lo propongo lo consigo, y punto.

Señores, mejor sáltense esta entrada, que parece lo que no es. Y, la verdad, me da igual.

¡Feliz cumpleaños, Poio!

Mi nube azul

Porque dos es mejor que uno.
Porque hablábamos de fundir.
Porque cantas trocitos de mi vida.
Porque pones las palabras que yo no encuentro.
Porque la poesía, como las tablas de multiplicar, entra mejor musicada.
Porque hoy es viernes, y me esperan cuatro días disfrutando de mis sobris.
Porque la realidad está sobrevalorada.
Porque aquí arribita se está bien agustito.
Y, porque, ¡qué coño! A mí me gustan los feos (y contigo hice una excepción).

Feliz fin de semana. Hoy, solo la música, para qué más.

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Hoja en blanco

Se impone una nueva categoría. Filosofía y desvaríos varios se queda pequeña, o demasiado grande para tanta escritura sin sentido. Porque ya no estudiamos Filosofía, aunque la tengamos muy presente. Porque atrás quedaron las horas perdida en la intensa lectura de Damasio o Gómez Pin, los exhaustivos comentarios de texto, desgranando hasta el monema, del Señor Kant y sus contemporáneos, la indescifrable descripción de la peculiar forma de ver el mundo de Schelling bajo la mirada de no sé qué pestiño de autora… Ahora lo puedo decir sin miedo: parte de esas notazas es mía. Y lo hice con gran placer, porque los retos me ponen.

Siento que me falta ese punto, perderme en ese abismo de las preguntas que tanto me atrae. A veces siento que me difumino en las nimiedades que tanto desprecio. Por eso necesito este nuevo espacio, esta nueva categoría, para desparramar sin más, para dejar que mis dedos vuelen sobre el teclado, para dejar que sea el paso del tiempo el que marque lo que escribo. Para ser yo en las palabras, para encontrar el camino.

No necesito la comprensión, solo escribir. Es sencillo, tan sencillo que abruma: escribir me hace feliz.

Te regalo…

Palabras de Nadie. Nadie es alguien, o puede que no. Solo Nadie lo sabe. Nadie está ahí, pero no quiere que nadie más lo esté. Así que, respetando su deseo, publico, pero sin enlazar. Son palabras ya borradas que quedaron porque yo las rescaté.

Un día de mi vida, solo para ti, de principio a fin.
Mi ombligo, para que lo rondes si quieres,
y para que te duermas sobre él.
Mis lágrimas y todos los deseos perdidos que se fueron con ellas.
Mis palabras, que siempre fueron tuyas.
El aire que se escapa entre mis labios
pronunciando una y otra vez tu nombre.
Mis sueños que se llenan de tu silencio.
Mis pensamientos,
aguas oscuras enredadas sin remedio en tus ojos.
La sal de mi piel, la dulzura de mi sentir.
El fuego de mi ira, la que me envuelve
cada vez que me invade la certeza de no tenerte jamás,
fuego que te calentaría 9 vidas enteras.
La calma de mi tristeza, serena y profunda.
El consuelo que de mí se esconde.
La firmeza de espíritu que huye de mí.
Mis principios, mis finales, mi final.
Te regalo mi muerte, que ya casi es.

La era de la desinformación

O de cómo cualquier cosa que nos cuenten y suene medianamente creíble nos la tragamos doblada.

Seguro que todos los que tengáis cuenta de FB habéis leído en el muro de algún amigo la frasecita de marras: este mes tiene 5 viernes, 5 sábados y 5 domingos, algo que sólo pasa una vez cada 823 años. ¡Aprovecharos de este fin de semana extra! sólo pasa una vez en la vida.

Y mi querida París, como socióloga de campo que es, tras investigar y descubrir tamaña falacia, hizo su experimento. Os recomiendo el texto, es muy bueno, y nos da una idea del mundo en el que vivimos:

Information is power, and 823 are too many years

Aviso, por si no queda claro con el título, el artículo está en inglés. Hagan el esfuerzo, merece la pena.

Ea, como dice Heidi, el caso es que este mes sí que tiene 5 fines de semana, así que, ¡a disfrutarlos a tope!

Conciertazo

Domingo, 3 de octubre de 2010. Estoy tirada en el sofá, con Miguel sobre el regazo, más muerta que viva. En la tele, la carrera de Moto 2. La de 125, por motivos que no vienen al caso, me la he perdido. Una pena, es la que más me gusta, la más emocionante.

Me he sentado aquí porque quería contaros mis sensaciones del pedazo de concierto de ayer, pero hay veces que resulta complicado. Cuando se trata de música casi es mejor dejar que la música hable por sí misma.

Llegamos con los Avalanch, un grupo heavy clásico con muy buen sonido. No ha sido de mis grupos habituales, pero creo que a partir de ahora lo serán.
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Después llegaron los grandísimos Canteca de Macao. Muy recomendables, a pesar del giro rumbero.
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Nos tomamos un descanso, porque la verdad, Gatillazo, como su antecesor, La Polla Records, no son lo mío. Que sí, que yo tengo mi lado punk, pero es que este hombre me pone un poquito de los nervios. Y, como dice Carrín, demuestra un claro complejo o un importante problema sexual. De estos no hay vídeo. Además, yo aproveché para echarme un rato y quedarme medio dormida, que yo cuando tengo sueño me duermo hasta de pie.

Después llegó el GRAN Quique González, al que solo conocía yo. El cachondeo estaba servido, ¿pero quién es ese? La pregunta de la tarde. Pues un tipo que canta, que canta bien, que canta canciones chulas, y que me gusta. Punto. Aquí os dejo una versión de un temazo que se cantó en su día con el GRANDÍSIMO Iván Ferreiro.
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Los Ilegales. Ese tipo es un crack. Se podía haber marcado un monólogo y hubiera estado igual de bien, o mejor, el concierto. Os pongo esta canción porque me hizo mucha gracia la explicación de de dónde surge.
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No sé si fue porque los Ilegales se sobraron de tiempo, o porque no tenían ganas de tocar, o porque estaban colgados. No lo sé, pero el concierto de los Celtas Cortos decepcionó mínimamente. Se tocó unos cuantos buenos temazos, pero el sonido era penoso, y, lo siento, pero como artista que se debe a un público, no puedes dejar de tocar tu canción bandera. Así que yo me tomo la licencia y la cuelgo.
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Tocaba el turno de Los Suaves. ¡Arriba Galicia! Qué buena música ha dado miña terra. Y da, y dará. Pues al tipo, con esa voz de rata, nunca se le entiende muy allá, pero es que son tan buenos que te da igual. Además, seguro que iba mamao, o está ya muy pasado, pero… ¡¡¡qué conciertazo!!! «¡Cantad, joder!», decía… Impresionante, flipante. Si me decidí por el sábado en lugar del viernes fue por dos motivos, y uno de ellos fueron los Suaves. Buena elección, no me equivoqué. Eso sí, el tiempo no perdona, así que os cuelgo una versión entendible:
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Llegó la hora de cenar tranquilamente: La Cabra Mecánica y los S.A. Los primeros, escuchables, pero sentadita, con mi bocata, una cervecita y una copichuela. Los segundos, potativos. Lo siento, no puedo. Cero melodía. El objetivo de este grupo debe ser conseguir arañar la guitarra lo más rápido posible mientras otro se destroza los brazos aporreando la batería y un tercero grita toda clase de absurdeces sin sentido. Puaj. No, PierLuigi, cero melodía. Ni me molesto. Carrín y yo pasamos un rato estupendo frente al campo de nabos, aplaudiendo a los chorros más ruidosos y a aquella rubia que, ole sus ovarios, se bajó los pantalones y meó tranquilamente, y hasta se tomó su tiempo para sacar su toallita, limpiarse con pulcritud, y depositarla en el cubo de la basura.

Y llegó el momento. El MOMENTO de la noche. La eterna discusión entre los colegas… ¿Qué es mejor: Fito o Platero? Pues mira, a mí me gustaba mucho Platero, y siempre me gustará. Rock puro, simple, del de toda la vida, y las letras de Fito, que es el poeta por antonomasia. Pero Fito y Fitipaldis es un rollo más intimista, más fusión, con una mezcla muy bien traída, y sus letras y su voz. Y yo soy más de fusión, de versión, de ritmo en subterfugio, de saltar como una loca y después abrazarme con le mechero en alto. Así que me quedo con Fito. 7ven dice que «mala suerte», pero yo le digo que no, que mala suerte para él y los que eligen Platero, porque Platero ya no existe. Pero como Fito es un tipo listo, y sabe que los que vamos a verlo, sobre todo cuando se trata de un concierto de rock español, llevamos en el corazón un trocito de Platero, hasta por ahí nos contentó.

Fito siempre me gusta. Cada nuevo disco es como un pequeño libro de poesía lleno de sentimiento, de interiorismo, de viajes al mundo que llevamos cada uno dentro de nosotros. Pero, a pesar de convencerme con cada nuevo tema (creo que solo hay un par que diga, uff, este no), yo me quedo con este:
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Venga, y como también soy chica lista, para contentar, una de Platero.
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O dos, esta va por Elías, que acaba de cruzar la meta el primero, ese es mi chico. Todo un himno:
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Como hoy tocaba trabajar (¡yo no, por favor, no vayan a pensar que estoy tan loca!), ahí se acabó nuestra aventura, aunque no me hubiese importado quedarme a ver a los grupos tributo: a Extremoduro, a ACDC, a los Guns&Roses y a Nirvana. No hubiese estado nada mal… otra vez será.

Primera Sesión Maratoniana de Cine en Casa

Parece que, por fin, después de una semanita complicada, puedo dedicarle el tiempo necesario a esta entrada, que lleva en la recámara cinco días ya, esperando a ver la luz.

Mi vida está siempre llena de planes. Unos los llevaré a cabo, seguro, como tirarme en tándem; otros, como vivir en una casa encalada en una isla perdida junto al mar en plan hippy guarra, pues supongo que son más complicados. Algunos son locuras, tipo «vamos a vernos las tres pelis del Señor de los Anillos seguidas». O eso pensaba yo. O eso me decían… Hasta que MasterPau, en una conversación casual, soltó algo parecido. Y por ahí vi la luz. Así que resulta que no soy la única tarada dispuesta a ver pelis hasta que me estalle la cabeza mientras como guarrerías a dolor. Una oportunidad que no iba a dejar pasar. Y de ahí surge la Primera Sesión Maratoniana de Cine en Casa.

Fecha: Domingo, 26 de septiembre de 2010.
Hora: 11:30 de la mañana (por eso de que hoy en día nadie sabe lo que es llegar puntual).
Temática: Comedia Clásica de los Años 50 (aunque era algo orientativo).
Lugar: el salón de mi casa, que es grande, aunque mi tele sea de esas de culo gordo, porque además yo tengo el aparatejo ese arcaico… ¿cómo se llama? ¡Ah, sí! Vídeo lector de VHS.
Organización: cada uno se encarga de traer un determinado tipo de vianda: chuches, patatillas y similares, bebidas,… Además, hay que currarse un postre. La comida, pizza encargada. Ropa cómoda, a ser posible que no atraiga los pelos de gato y ganas de VER pelis.

Durante el día anterior tuvimos que preparar el salón para transformarlo en una sala de cine para 11 personas.

Mi sitio: mi puff, mis gafas, mi manta, mi Sulley de almohada, mi paño-vaca y mis pantalones de pijama.

Los primeros en llegar fueron Dulce y MasterPau, que debieron pensar que la sesión era para 50 por la cantidad de chuches y guarrerías insanas que trajeron.

Después llegó PierLuigi. Ya estábamos todos los que veríamos la primera. Hacia la mitad apareció la imprevisible y encantadora Patrrrrrricia (Mi-cuñá-que-está-más-buena-que-un-tractor-recién-pintao), y se unió con alegría.

A la hora de comer llegaron Carrín, Poio, Bichobola y Lucifer. El pobre Lucifer no aguantó mucho, así que se lo llevaron con los abuelos, pero mi Bichito se está convirtiendo en una auténtica cinéfila, y se quedó.

A los postres llegan Pooh y FitoGuapo. Ya estamos todos.

Segunda peli tras la pizza, y los estómagos ya doloridos de tanto comistrajear. La de VHS, esa tecnología obsoleta a la que yo no renuncio.

Cinco minutos para ir al baño, echarse el cigarrito en la sala de fumadores (la terraza), estirarse un poco y comer un poco más. Cinco que se convierten en 10, incluso 15, hasta que ponemos orden y pasamos a la tercera, la peli estrella.

Después de la tercera comienza la retirada. Todos estamos cansados y un poquito abotargados, pero a algunos nos quedan las ganas de cumplir el objetivo. Así que solo quedamos los valientes: 7ven, PierLuigi y la menda. Aquí cambia un poco el plan previsto, adaptándonos a las peticiones del de fuera, que a mí lo mismo me da que me da lo mismo.

A las 23:40 damos por terminada la Primera Sesión Maratoniana de Cine en Casa, cansados, pero con las miras puestas en la siguiente… ¿Cuál será?

Las pelis, por orden:
– Su Juego Favorito
– El Hombre Tranquilo
– Arsénico por Compasión
– Desayuno con Diamantes