De manguitos y guanteras con sorpresa

Pues sí, sigo sin dormir. Ahora, más que nada, por falta de tiempo. Cada día me levanto soñando con la siesta que me voy a echar, y todo queda en eso, en un sueño, pero de los que uno tiene despierto. Que sí, que está muy bien, pero no es lo mismo, y una empieza a echar de menos esos que se tienen dormida, aunque acabes flipándolo con clones maricas que te enredan la vida.

Los viernes intento llevarme el coche. La vuelta a casa es horrible si no lo hago. Larga espera al bus, horas de atasco… Mejor mi pelotilla, M50, velocidad crucero y a disfrutar de mis montañas al ritmo que marque la radio.

Aquel viernes estaba especialmente cansada. Necesitaba con URGENCIA unas horas de sueño. Y me las prometía muy felices. Ya casi podía ver mi pueblo, después de 40 minutos al volante… Y mi pelotilla decide hacerme un raro. Entre Lola y Pepe ya me tienen acostumbrada a las sorpresas, así que no me asusté mucho. Al segundo raro ya sí que empecé a sospechar, y cuando en la subida de la M103, a escasos 2 km de mi casa, el coche empezó a perder potencia -yo venga a reducir y reducir- hasta la muerte, mis sospechas se conviritieron en certidumbre. «De aquí no me muevo».

Y allí nos quedamos, en plena subida, en toda la curva. Resignada, me puse mi chaleco naranja, que combinaba perfectamente con mi camiseta naranja Halloween, saqué mi triángulo, conté 70 pasos, lo coloqué, volví, me metí en el coche, me puse el cinturón e inicié el procedimiento.

7ven, me he quedado tirada, no tengo casi saldo ni batería, por favor, llama al seguro (…).
-¡¡¡jfoeiruutofehdofei!!!!

Yo, a lo Monty Python: «always look at the bright side of life», pensé: ¡qué bien! por fin un tiempo que puedo dedicar a algo que siempre dejo pendiente, leer el periódico.

Llega el chico de la grúa.

-Espera, que voy a coger los papeles del coche.

¡Horror! Junto con los papeles saco las bragas que, desde aquel incidente con la nieve, llevo siempre en la guantera.

Me empiezo a reír. No le voy a dar explicaciones, porque no van a ser creíbles, está claro. Que imagine lo que quiera. Seguro que me convertiré en su anécdota de la noche.

Llegamos al taller.

-Juanma, que me he vuelto a quedar tirada.
-¿El 206?
-¡Acertaste!
-Bueno, espera a que venga Raquel y ahora en un rato lo pasamos dentro…

Raquel llega al poquito. Entre risas le cuento todo, incluido el episodio de las bragas.

-Podrías llevarlas en el maletero, que no canta tanto.
-Toda la razón (las bragas siguen en la guantera).
-¿Qué tal vas con el libro? -Mi respuesta a esta pregunta tan trillada está automatizada.

Conversamos un poquito más y, por fin, pongo rumbo a mi hogar. Da igual que se haya pasado la hora. Voy a dormir sí o sí. Estoy muy cansada…

Y me dormí.

PD: El manguito del no-sé-qué. Si ya se lo digo yo a Lola, que grite todo lo que quiera, pero que no enrede, que ella de mecánica no sabe, y me la acaba liando, pero bien liada.

10 comentarios en “De manguitos y guanteras con sorpresa

  1. ¿Unas bragas en la guantera?, ¿y eso?, JAAJAAAAA, no parece mala idea, lo mismo te copio y echo yo unos gayumbos, ahora, que habrá que cambiarlos cada cierto tiempo, porque si nooooo….

    ¡Un beso!

    Miguel

  2. Lo de las bragas en la guantera, sin duda, hará que hablar, pero claro, lo mejor de las bragas es la parte en la que una se las quita y por qué :))) Eso es lo que quiero saber :))) Y en la historia de la nieve, eso no me ha quedado claro :))) Besos.

  3. Os explico… No tiene tanto encanto como parece. Resulta que me quedé con lo puesto tirada en Madrid, sin poder volver a casa, y estaba en esos días en los que una necesita sentirse más limpia de lo normal. Así que tuve que comprar unas bragas. además de otros complementos higiénicos fundamentales. Por cierto, también llevo unos calcetines, pero eso no tiene el mismo encanto.

    Vloj, creo que las pistolas y yo nunca podremos ser amigas, me quedo con mis bragas.

    Miguel, mientras estén limpias a mí me valen.

    Lisset, como ves, no es para tanto. Es verdad que esa noche fue memorable, y que dormí acompañada, pero con uno de esos amigos a los que yo llamo «sin-pene», y que a cambio me llama «hombre-con-tetas». Vamos, que ni con el frío que hacía nos hubiéramos animado…

    Besos a los tres!

  4. Jajajaj buenísimo me rulo , hombre yo no se , me paso algo parecido , pero con varias cajas de preservativos , me los dieron en una promoción y cogí a puñados y los puse sueltos en la guantera , cogí muchos , porque uno todavía cree en los Milagros , pasado un tiempo ya ni me acordaba , , un día me ofrecí a llevar en el coche a una doctora amiga , a la cual le tengo mucho respeto porque es muy seria , Y es muy cristiana practicante , tuve un frenazo y se abrió la guantera saltando preservativos por todos sitios … Desee que la tierra me tragara y taparan la tapa con cemento.

  5. ¡Jajajajajajaja! Bueno, por lo menos se llevó de ti la imagen de hombre precavido, ¿no? Hay veces que es mejor no dar explicaciones, sonreír, y tirar p’alante. ¿Seguís teniendo amistad?

  6. No ….creo que le di miedo. Jajaja .
    Virpino voy a cambiar el nombre de entrada porque no me di cuenta y puse mi nombre , suelo entrar con An o n , te leí el otro día en el blog de una amiga nebroa , y me pico la curiosidad .., lo dicho reina , un placer leerte …

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